El más esperado Star Wars de toda la historia de la franquicia ya se estrenó. Y con sólo algunas horas al aire, no sólo los críticos y fanáticos se dividen entre cuál es mejor, sino también, entre aquellos que defienden a ultranza la mejor y más potente campaña de relaciones públicas que se haya visto en la historia de la humanidad, destinada a proteger el argumento y los secretos de la trama, lo que coloca a Disney por sobre cualquier otro experimento de control de la información que antes se haya lanzado por una compañía comercial. Digno de caso de estudio.
Ahora, tomando en cuenta el respeto a los fanáticos, el análisis que viene a continuación, será sin spoilers, sólo sutilezas para que vayas preparado a ver la que se empina como la película más taquillera de la historia del cine.
La historia corre (como sabemos), 30 años después de finalizada la Batalla de Endor (Regreso del Jedi), que dio por finalizada la guerra intergaláctica entre los Rebeldes y el Imperio y donde no sólo fue destruida la flota interestelar, sino también la Estrella de la Muerte junto a los líderes de la tiranía encabezados por el Emperador Palpatine y su perro faldero, Darth Vader.
Son 30 años donde poco o nada se sabe de la Alianza, donde las historias entre los Jedi y los Sith son más que recuerdos, donde los cruceros imperiales están repartidos como despojos por múltiples mundos y donde una chica huérfana, con un corazón noble y una fortaleza de cuerpo y espíritu sobresalientes (Rey), lucha como chatarrera para sobrevivir.
El argumento central corre sobre como el lado oscuro, encarnado ahora en un “Líder Supremo” (ojo con la analogía, así se le llama a Kim Jong-un y a la máxima autoridad de Irán) y su aprendiz, Kylo-Ren, sienten que la “fuerza está despertando” y para apagarla totalmente, deben encontrar el paradero de un desaparecido Luke Skywalker.
La trama se desarrolla de una manera bastante creíble, vertiginosa, con muy pocos errores de continuidad y con algunas exageraciones menores que simplemente pueden ser pasadas de largo (exceso de cansancio, de jadeos y quejas especialmente durante los primeros 20 minutos del filme, por parte de algunos protagonistas).
Con respecto a la fotografía, esta Star Wars se ve, se muestra y funciona mucho con el espíritu de la trilogía original. Los efectos especiales y el haber agregado vehículos a escala natural, da la sensación de estar viendo cine a la antigua, pero con todo lo bueno que trae hoy la nueva tecnología.
Cosas que se aplauden del Despertar de la Fuerza
Una música brillante realizada por John Williams, quien se alejó de la cursilería y la marchita rampante que caracterizó a los episodios 1 y 2.
También las actuaciones de los nuevos protagonistas, donde cada uno aporta su grado de personalidad y una fuerza inusitada que logró formar caracteres excepcionales que vivirán por si solos en los inconscientes colectivos de las nuevas generaciones, que crecerán viendo los episodios 7, 8 y 9.
También resulta extremadamente rescatable la incorporación de los viejos actores. Leia (Carrie Fisher) si bien está vieja y con su habla algo traposa, mantiene esa misma mirada juvenil, traviesa y pura que la conocimos en los episodios 4, 5 y 6. Han Solo (Harrison Ford) retoma su personaje como si los años no hubieran pasado por él y de hecho es uno de los principales pilares argumentativos de la cinta y el responsable del climax de esta, lo que resulta altamente impactante.
También se rescata mucho las pequeñas dosis de humor que son parte de la trilogía original, de manos de C3PO, R2D2 y Chewbacca.
Y otro punto muy destacable es la depurada y extraordinaria fotografía que J.J. Abrams logró, especialmente en las batallas aéreas que serán parte de la antología del universo Star Wars.
Cosas que a esta cinta le faltan
Un poco de George Lucas. Lucas si bien es cierto NO es un gran director, si es un gran creador de historias. Su cercanía a la filosofía oriental y a religiones místicas, le permitió generar un universo que estando él metido adentro, pero sin dirigir los hilos, resulta con una trama argumentativa realmente notable (El Imperio y El Regreso). Al contrario de lo que sucede cuando él lo dirige y que resulta a veces confuso, lento, retrógrado, fome, insulso y poco entendible (pasajes de La Guerra y especialmente los Episodios 1 y 2).
Acá el universo de J.J Abrams funciona bien… realmente bien. Pero le falta peso, le falta mística, le falta magia y le falta un poco de profundidad, algo que finalmente caló fuertemente en generaciones con la trilogía original. Acá en El Despertar se nota la mano Disney… Cercana a la perfección, pero muy simple de entender, a veces muy directa, a veces muy bruta, a veces muy plana. Es cierto, es hilar fino y ante eso no hay duda, porque siempre las películas de Star Wars que se lancen tras lo realizado por Lucas, serán comparables con la ópera prima.
Tal vez en este caso podríamos terminar diciendo que, en su momento, a Lucas le hizo falta una gran cuota o ayuda de J.J. Abrams y en esta, a J.J. le faltó al menos una gota de Lucas.
¿Vale la pena? Claro que sí, hay que verla. Es lo mejor desde la trilogía original y no defrauda.
¿Advertencias sin spoilers fuertes? (Spoiler alert)
Sí y tres: La primera es que la música que escuchas en la mayoría de las promociones de Star Wars, no está presente en el filme (lamentablemente) y se extraña la marcha imperial, claramente. La segunda es que la frase que habla Luke Skywalker en la promoción del filme, no está en el filme (Mark Hamill en su minuto lo confirmó) y la tercera es que verás algo que claramente a nadie le va a gustar presenciar. Ve preparado y acompaña a tus hijos cuando suceda en el climax de la película, ellos llorarán y tú te enrabiarás.