Caprese es un restaurant que le dio vida a una de las esquinas apagadas del mal diseñado, pero muy efectivo y bien nutrido Boulevard Gastronómico del Centro Comercial Alto Las Condes.
Inaugurado a finales de julio de 2009, mezcla la sofisticación de restaurant lounge, con toques neoyorquinos, pero que a pesar de eso, es familiar, bien atendido y veloz (lo mejor es que los fumadores son metidos en una pieza hermética donde no molestan con su característico hedor a cigarro apagado).
Los precios de su carta son muy adecuados, la atención muy rápida, los platos llegan a la mesa no más allá de 10 minutos tras el pedido y la calidad de los mismos lo posiciona como uno de los italianos de mejor factura de la capital, en cuanto al precio versus resultados.
La versatilidad y también la rotativa es la base del éxito de este restaurante. No trabajan más de 10 asistentes y entre ellos son capaces de atender a más de 150 o 200 personas en los momentos más álgidos de la tarde y de la noche… y a pesar de eso dan abasto, aunque a penas. Por lo mismo, no tema esperar una mesa, podrá sentarse en cosa de minutos cuando se desocupe una.
Cosas destacadas: sus excelentes postres (siempre hay 4 o 5 variedades de tortas), jugos naturales y no de bolsa y ensaladas frescas y contundentes. No mencionaremos si tiene o no la patente de alcoholes. Acá la idea es hablar de la mano del chef y no si la Municipalidad se apura o no en la autorización del expendio.
Pizzas: Tras el acostumbramiento del paladar chileno a pizzas bien hechas como las del Tiramisú (El Bosque), Piola (Vitacura) o hasta las de la Santa Pizza (Parque Arauco), el comer una con pomodoro natural, mozarella italiana y masa delgada y crujiente ya no es una novedad. Lo bueno de las que sirven en Caprese es que cuando pides una con agregado de rúcula o albahaca, estas no vienen con 4 miserables hojas, estas traen una ruma. No es menor.
Pastas: Sin duda lo mejor de Caprese. A pesar que es obvio que los platos se guardan refrigerados y te los entregan recalentados (es imposible cocer y armar una lasagna en 7 minutos), las terminaciones son excelentes, la presentación amigable, la cantidad es contundente y la textura siempre es al dente. La salsa pomodoro hecha en casa es trasversal a todos los platos exceptuando unos pocos. Mucho uso del orégano, poca acidez y sabores contrastantes y marcados. Una delicia.
Lo malo: Una pésima costumbre de algunos chefs que no se conforman con lo bueno, es una insana manía de cambiar la carta cada cierto tiempo. El chileno no tiene un paladar altamente sofisticado, por lo que el mercado no necesita que un restaurant que ya ha aprobado en servicio y calidad, innove cada 3 o 6 meses. En Nueva York, posiblemente la búsqueda de nuevos sabores sea la constante para la reinvención permanente, pero acá, se agradece que los platos se consagren y le den una bandera de identidad a cada lugar. Caprese peca de eso y cada cierto tiempo saca platos que son de antología (Papardele con salsa rosa, único en Chile) y los reemplaza por otros de más salida y más vendibles como los “Fetuchini Alfredo”. Por lo mismo, si va a al Caprese y le dan ganas de volver una y otra vez, no se case ni haga su regalón a un solo plato, pues a los 3 o 6 meses se lo van a quitar de la carta, lo que claramente violenta al visitante.
Ficha:
Chef: Walter Monticeli
Calificación: 4 (de 1 a 5)
Ubicación: Mall Alto Las Condes, sector Mirador del Alto. Avenida Kennedy esquina Avenida Padre Hurtado, comuna de Las Condes, Santiago
Fono: (56) (2) 954 1335
Descuentos y convenios: A la fecha, 25% descuento en carta con tarjeta vigente Club Lectores El Mercurio
Fecha de la visita: Reiteradas. La última, sábado 13 de marzo de 2009, 21.30 horas