El estadounidense John Lee Hancock (Blanca Nieves y el Cazador, Un Sueño Posible), lleva a la pantalla grande la desconocida historia (para varios) entre Walt Disney y la australiana-británica PL (Pamela) Travers, autora del célebre libro “Mary Poppins”.
Disney, interpretado por Tom Hanks y Travers, encarnada en la magistral Emma Thompson, surgen en la película cuando la autora se ve obligada a juntarse con el padre de Mickey Mouse, para explorar la venta de sus derechos de autor para el cine, debido a sus penurias económicas. La mujer pasó nada menos que 20 años diciéndole NO al estadounidense, ya que consideraba que su imperio y su visión de negocios era sólo una “fábrica de sueños plásticos, que hacía montañas de dinero y que se aprovechaba de la inocencia de los niños”, según sus palabras en el filme, ambientado en los años 60. Por su parte Disney siempre luchó por hacer la película por una promesa que hizo a sus hijas y que como buen padre no podía dejar de cumplir.
Hasta ahí y en el papel, nada fuera de lo común, hasta que la historia comienza a profundizar en los sentimientos de Travers.
Travers se muestra como una mujer lúgubre, profundamente amargada, sola, con pocos buenos sentimientos, caprichosa y dispuesta a todo con tal de hacer fracasar el proyecto y volver a Londres con su novela intocada por las manos banales y superficiales de Disney.
A medida que la historia avanza, es posible ver un paralelo entre la tragedia que ella vive en su Australia natal de manos de un padre soñador, artista, algo fuera de lo común y alcoholizado por las penas de no poder representarse a sí mismo en la vida real. El señor Banks (de ahí el nombre de la película: Saving Mr. Banks, o Rescatando al señor Banks) finalmente trabaja frustrado en un banco y muere de una penosa y larga enfermedad, en un proceso que hunde a la familia, lo que provoca que su esposa intente suicidarse. Al final de la tragedia que marca de manera trascendental a Travers, el grupo logra encontrar algo de razón tras la llegada de su tía… Quien a todas luces es en parte el pilar externo que los hace entrar a todos en algo de tranquilidad, como si su alma no sintiera los embates de la tragedia… Y de ahí Mary Poppins. Collin Farrell interpreta a Banks usando sus ya conocidas dosis de intensidad irlandesa, que rayan en excesos y locura temporal. Es posible reconocer ese ADN acá y en sus demás películas.
Los flashbacks de la vida pasada justifican como Travers (quien usa nombres diferentes en la vida real, ante otras personas y en su pasaporte debido al karma que lleva sobre sus hombros), se va quebrando de a poco a medida que su relación con la película de Disney va avanzando en contra de su voluntad. Deja de maldecir para finalmente someterse en parte a los designios de Walt y sobre todo, ablanda en parte su corazón gracias al chofer asignado por Disney, un hombre sencillo que sufre por la invalidez de su pequeña hija y que es tiernamente representado por un adorable y querible Paul Giamatti.
Walt finalmente consigue la venia de Travers tras perseguirla a su casa en Londres, donde en un buen diálogo, cuenta su historia de niño, también plagada de abusos, abandono, explotación que en parte retuerce el corazón. Disney termina mirando a Travers y le pide que de una vez libere sus demonios y deje partir a Mary Poppins y que él no la defraudaría.
La cinta cierra con Travers en la avant premiere (a la que fue invitada a regañadientes) llorando, cantando, pero renegando de lo que estuvo a punto de dejar fuera a Disney del proyecto: Con Dick Van Dycke de protagonista (ella no lo soportaba) y la secuencia de su baile junto con pingüinos animados, algo que ella hasta el día de su muerte, renegó.
Si miramos de forma crítica, la cinta es correcta, bien armada, sin errores. La actuación de Thomson es sublime, la de Hanks es… bueno, otra actuación de Tom Hanks en el papel de Tom Hanks; Giamatti soporta bien el ser el enlace que quiebra a Thomson; y Farrell resulta algo intrascendente pero aceptable interpretando el mismo papel que lo acompaña hace años como un loco soñador, alcohólico irlandés y con los ojos desorbitados. A pesar de eso, la cinta logra transmitir emotividad. Para los que sufrieron de una infancia que al mirar atrás parte el alma, la historia de los personajes hace que el espectador se refleje en ellos y sientan al menos empatía por su dolor. Si bien los diálogos no son notables, recurren a veces a lugares comunes y frases cliché, todo se revierte con el momento en que Walt convence a Travers, cerrando en algo simple pero claro, lo que se fraguó en 2 horas de cinta y en 60 años de sufrimiento de ambos protagonistas.
Saving Mr. Banks finalmente convenció al público y a la crítica. Obtuvo una nominación al Oscar, a los Bafta, a los Golden Globe, al Empire Awards de Gran Bretaña, al Círculo de Críticos de Londres y a otra decena más. Su director logra entregar sobriedad, corrección, notoriedad y buenas actuaciones a un tema que resulta trágico, íntimo, duro y que a pesar de todo eso, generó una de las películas y musicales más notables que la historia del cine haya visto: Mary Poppins.
Para verla, comprarla y guardarla en su biblioteca de Blu-Ray o DVD.
Durante este mes, la película está disponible en los canales de pago de los operadores de cable local, DirectTV y también está disponible en el retail para la venta.
Ficha Técnica:
Saving Mr. Banks (El Sueño de Walt)
Dirigida por John Lee Hancock
125 Minutos. Todo Espectador con guía parental
Ficha en IMDB